La Semana Santa genera en Sevilla un clima muy especial. Entre el Domingo de Ramos y el de Resurrección, 60 hermandades salen a la calle en procesión. Esto significa miles de sevillanos que, anónimos y encapuchados (pues se trata de un acto de penitencia) acompañan por las calles a Cristo y a María (cuyos "pasos" son llevados a hombros por otro grupo de penitentes, llamados costaleros), hasta la Catedral.
Pues bien, la jornada más fuerte, porque salen los "pasos" más tradicionales, es la de la madrugá del Viernes de Pasión. Miles y miles de personas, fieles y curiosos, los esperan. Los "pasos" son muchos y sus recorridos, extensos. De modo que verlos en los puestos clave, normalmente los rincones más estrechos de las callecitas de la ciudad implica correr de un lugar a otro... ¡y requiere energía! Y como al día siguiente la tradición indica ayuno, hacen falta reservas.
Quizás haya sido así como se arraigaron las torrijas del Jueves Santo. Y acompañadas con chocolate son fantásticas y fáciles. Te contamos los secretos.
Dulces y doradas
Con las torrijas pasa como con las empanadas: cada ama de casa tiene su propia versión. Aquí te ofrecemos algunas variantes. Poné en un plato hondo leche, cáscara de limón y una rama de canela (hay quienes reemplazan la leche por vino blanco) y dejá reposar una hora. Mientras, cortá en rebanadas de 1,5 cm -aproximadamente- un pan de molde de ayer (para hacerlo más fácil, podés usar el lactal que viene cortado, pero no es lo mismo). Pasá una cara del pan por la leche; luego empapalo en huevo batido y freílo en aceite de oliva bien caliente. Dejá sobre papel absorbente. Aparte poné en una cacerolita 3/4 partes de miel y una de agua; cuando hierva, sacala del fuego y bañá con ella las torrijas, que habrás colocado en una fuente plana.
Caliente y aromático
Calculá por cada litro de leche 300 g de chocolate para taza. Llevá la leche a hervir con una rama de canela y mientras tanto cortá el chocolate en trocitos chicos. Cuando la leche hierva agregá el chocolate, bajá el fuego y revolvé con cuchara de madera hasta que se disuelva. Añadí azúcar a gusto, sacá la canela y terminá con dos cucharadas al ras de Maizena disueltas en 1/2 taza de leche fría. Seguí revolviendo hasta que espese.